...La cama sigue tibia
las sábanas revueltas
con las huellas de tu cuerpo,
todo mío...
y en la almohada las marcas
aun húmedas de mi boca
pues la mordí con fuerza
para no gritar como una loca
disfrutando cada orgasmo,
en la habitación perdura
el aroma a ti...
a mi...
a sexo...
llevo aun los restos
de tus besos en mi carne
las ropas por el suelo...
como testigos silentes
de nuestra batalla a muerte
donde no hay muertos
ni heridos,
aquí yacen dos prisioneros
exhaustos pero felices
con ganas de volver al ruedo...
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