Esta tragedia de diario
que dormita entre nuestras sábanas
remolona y vaga
se niega a abandonar el lecho
acaso por la costumbre
de estar allí
calientita,
no te miro...
no me hablas
esta absurda mediocridad
a la que llamamos sexo
y entre tú y yo,
sabemos,
no nos satisface
la rutina monótona
el hacer por hacer
o meter por que si
y movernos por inercia
aquellas migas que me lanzas
en forma de caricias huecas
con las manos frias
y que me dejan hambrienta
como puta congelada
en una esquina desolada
el maquillaje corrido
y la sonrisa torcida,
como gata mojada por la lluvia
aquél tedio sombrío
gris
que es nuestro día a día
tu desayuno
tu mesa
tu pan
¿es que acaso a esto
le puedes llamar vida?
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